miércoles, 2 de junio de 2010

Máscaras

Las vemos pintando el cielo de amarillo pastel,
buscando un hombro sencillo para acostarse a descansar.

Caen del cielo como invitándonos a volar,
crujiendo como un vidrio enamorado del mar.

Nos dan la sensación de una dulce tristeza, que solo existe en mi ciudad,
que todos necesitamos pero no sabemos explicar.

Muestran a lo lejos que nunca se cae en soledad,
acompañadas por sus pares en la inminente llegada de la muerte.

El paso del tiempo no las diferencia de las anteriores,
son todas iguales: sencillas, ásperas y multicolor.

Contemplándolas nos damos cuenta que tienen similitudes con los problemas, no las podemos esquivar.

Pero a la vez son tan necesarias. Nos avisan que se avecinan vientos de cambio segundos después de su partida.

Si la vida las puso ahí por algo es. Queda a libre interpretación.

Yo me inclino por la idea de que simulan ser estrellas cayendo del cielo, y diciendo adiós en nombre del verano que pasó.