miércoles, 29 de febrero de 2012

Las burbujas que no suben


Tantos saltos, el hierro helado y tu mirada en una pared amarilla.

Sin conexión ni fundamentos, sin expectativas ni progresos. Solo un pedazo de papel embalsamado en la cubierta de mi bolso.

Un codo se entre cruza con el otro, pero estamos más fríos que la última vez que no nos vimos.

Mucho ruido detestable, sin colores ni arrumacos. Es que las flores se van yendo hacia quién sabe dónde.

Me paro, vos te sentás.

Me siento, vos te olvidás.

Paradoja sensacionalista, un día gris para sobrar las penas. Manchado el techo en degradé.

El gasto se me fue de las manos, ya no me alcanzan las sonrisas para pagarle a un verano que se va crudo, pero rabioso.

Me voy a bajar. Es que estoy muy alto, demasiado para no tener  una puta almohada sobre el empedrado.

Y camino perdido. Siquiera sé dónde ir.

Aunque voy.

lunes, 20 de febrero de 2012

Trinomio y la nube


Cuando estoy parado siempre caigo sobre tu almohada.

Si uno pierde plumas al volar, quien venga detrás recogerá la fruta, perfumará el anillo y complicará las cosas.

El olor fresco de tus manos sobre mi inocencia es sinónimo de nubes escupiendo certezas sobre las cabezas de quienes no saben amar.

Hoy es todo gris. Si no confías en lo que digo,  sal a tu ventana, abre tu ternura e inspira los sucesos de los últimos días. Esos momentos en los que el café y el hueco en tu espalda baja, dejaron lo simple de la física adentrándose en lo más gastado de mis huesos.

El problema con el gris no son su tristeza, su vejez o su desconfianza. Sino el estructuralismo con que la gente lo saluda. Está todo en tu cabeza, el problema es que también convives con el miedo de dejar el cielo como está, calmo, sencillo y estático; para poder conocer un pez que vuela, solo con emociones como equipaje, pero vuela.

Cinco colores circulares bajando de manera diagonal.

Miles de pasos sin retroceder, como es debido.

Creo que tengo ganas de correr contra el viento, de dejar de estar despierto y colorear un barco. El agua clara, las hojas tristes. La nieve será risas.

Llegó el sol, debo irme.

sábado, 18 de febrero de 2012




Dejar de ser tan necio a la hora de buscar un diente de león, es quizás la mejor forma comprender que el alma explota solo una vez por vida.

No es concluyente el hecho de que las sombras se paseen con vestidos de arcoíris, es solamente una razón para frenar la marcha y abrazar el desafío de la risa.

Casas, luna, pasto, soda y limón.

Me he cortado cientos de veces con hojas blancas que soportaban poesía…y de la buena. Hay que tener en cuenta que las horas no pasan gratuitamente por tu reloj, te cobran pérdidas inmensas valuadas en pájaros azules.

Si la pluma se cae y vos no estás debajo para agarrarla quizás no sea malo, es solo la sudestada impidiendo que te equivoques de ave.

Porque mientras todo pasa por algo, alguien pasa por todo.

jueves, 9 de febrero de 2012

Lunar. Poesía. Canción.


Versos de sudor en lo verde de su tallo.

Cantos ahogados por la partida del sol.

Tristes remeras inventando más retazos de amor.


Una sonrisa que descansa en algún árbol.

Una moneda que no gira nunca más.

La madrugada se desnuda para pocos. Te voy a besar.


El agua tibia reseca la humildad.

De tus deseos no me olvido nunca más.

La misma historia de chocarse y esperar que pase un dios a visitar.


Doce y contando; más felices que el azar.

Te extraño tanto que me cuesta estar mal.

No viajes tanto que te voy recordar.


Lo blanco de tus ojos guarda un lunar,

ese mismo que me ayuda a respirar.

Si un día vuelvo a decirte la verdad será con flores de metal.


El agua tibia reseca la humildad.

De tus deseos no me olvido nunca más.

La misma historia de chocarse y esperar que pase un dios a visitar.


El agua fría de tu alma estallará.

Serás el ave que queremos encontrar.

La misma historia de chocarse y esperar que me regales tu lunar.



jueves, 2 de febrero de 2012

Sol risa

Detrás de sol hay muchas sonrisas. Algunas sofocadas de tantos reproches familiares, otras un poco más resueltas.


Lo importantes es no perecer frente al resplandor de sus alas, en el momento que salimos a buscarlas. No hay que olvidarse que están muy cerca del sol.

Dentro de la totalidad podemos ver sonrisas de néctar, que son algo así como tomar zumo de zanahoria y remolacha, un día caluroso de verano.

También se presentan esas muecas desinhibidas de culpa, que te miran por detrás y a su vez no te escuchan jamás.

Al mirar al horizonte más recóndito de los brazos del sol, es factible divisar sonrisas de labios finos, medio dormidas y sin flores en su haber.

Enojadas, algunas. Pisando el límite del mar, ya que si se presentan nefastas dejarían de ser sonrisas.

Pero yo les puedo contar de las mejor de todas, aunque dudo que encuentren alguna en el patio del sol. Lamentablemente, para ustedes, me llevé la última. Pero por pura casualidad, desencadenada por mi ego y una gran ceguera de solidaridad, algo les voy contar.

¿Tienen presente la sensación que produce en la piel el golpe de una gota de lluvia, en una casa de árboles? Algo así se siente cuando los pómulos toman dirección oblicua, y arrancan los labios de su sedentarismo.

Más tarde saluda un pequeño estruendo, perceptible únicamente por los ojos enamorados, y es producido por el divorcio vertical de los labios. Un símbolo de sacrificio, en pos de entregar el alma.

Se dejan entrever blancos profundos, dientes gesticulando el hambre de lo interior. Una representación magnífica de la simetría.

La lengua se asoma tímida, como quien viene detrás de un compendio musical. Pero su presencia es el baluarte de la diferencia de estilos. Propone la curvatura propia del corazón, en tierra rígida. Es la expresión más adolescente, llena de vida, de este fenómeno tan peculiar.

Luego, diagramado lo arquitectónico del caso, se detiene la correa. Todo para su marcha. Aquí nuestros ojos toman la posta, y generan una imagen mental que perdurará hasta el próximo viaje hacia la primavera de su boca.

Levanto la cabeza, miro sus ojos de crema, respondo complaciente, respiro, tomo coraje y la beso. O no. Es anecdótico, lo bello está precedentemente hecho por ella. Todo depende de lo lujurioso del momento en que nuestro orgullo esté parado.

Al son de nuestra picardía esta mujer me regala risas.