sábado, 28 de agosto de 2010

Respiro de verdad

Otro día de felicidades minúsculas, de las que importan.

Nada sobresaliente, pero considero un logro importante llegar al final del día con una sonrisa que no me entra en la cara.

Será que mi jardín es fertil nuevamente, no lo sé. Es una posibilidad.

De seguro toman partido los vientos negros que se van, esos que en algún momento rebozaban de pureza.

La vuelta a casa, eso es lo que importa. Eso es lo que nos genera en el pecho la sensación de haber estado recalcándonos horas y horas en el pasto. Esa picazón incómoda pero certera en sus disparos de alegría.

Esta noche me despide con un palmar de inconmensurables dimensiones. No será mucho, pero es un comienzo hacia la risa constante y el brindis espontáneo.

Y el brindis de hoy va por vos. Por mi. Por los dos.

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